la ordalía...
El prisionero, es conducido por su guardián a través del laberíntico pasillo; por entre las rejas de las celdas, se pueden ver apenas , los rostros angustiosos y lastimeros, de los otros prisioneros, que en vano intentan emitir un lacónico gemido desde el profundo hoyo de su garganta. El prisionero, mira a su alrededor y continua su irreversible marcha , de cortos pasos y de ahogado silencio. Sabe, que al final del laberinto esperan por él: el Gran Juez y el Gran Jurado. La enorme puerta de hierro se abre, y el carcelero, se aproxima al estrado y dice:
_ ¡ Señor. Juez.…Señores del Jurado …! El prisionero, se encuentra aquí, para prestar declaración…Fiel a las Leyes, cumplo con sus órdenes -. El carcelero, se inclina ante el Sr. Juez , ante el Gran Jurado, y se marcha. En la Sala de juicios, el Señor Juez, toma la palabra, y dirigiéndose al Gran Jurado, dice: Estamos reunidos aquí, para celebrar- según la Ley y nuestras costumbres - el Juicio de Dios u Ordalía, para este prisionero que espera nuestra sentencia, por los delitos que se le atribuyen; a de saber, el Gran Jurado, que en su primera y única declaración, el prisionero se ha declarado : Culpable; pero es nuestro deber escucharle, para que ratifique su culpa y así, dictar en firme la sentencia que ha de ejecutarse.. El prisionero, es conducido sin demora hasta el gran estrado, para que inicie su perorata.
Ante este primer cargo, su Señoría, me he de declarar culpable, pues he transgredido las fronteras de la razón, en detrimento de las Leyes, que desde mi origen han sido dictadas. Un intenso cuchilleo se percibió por la Sala, por lo que el secretario, asistente del Señor Juez,,se vio en la obligación de intervenir. Segundos después, en la Sala de la Corte, era imposible, hasta percibir el vuelo sigiloso pero inquietante de alguna traviesa mosca, que sorda a esta voz, quisiese llamar la atención. El prisionero miró al Gran Jurado, y mientras algunas lágrimas corrían por su rostro, dijo :
De este segundo cargo, también he de decir, que soy culpable, concluyó, el prisionero, al tiempo, que los torrentes de lágrimas, caían de sus ojos tiernos y fulgentes. Ahora, he de enfrentar el tercer cargo que se me imputa, dijo, el prisionero, tratando en vano de soslayar su desdicha...
He amado y he sido amado, lo confieso y os lo digo, si esto es delito, entonces he de declararme culpable, y si he de perder la vida por esta razón, quiero dejar claro, a este Gran Jurado, que si volviese a tener la oportunidad de amar nuevamente, cometería delito nuevo porque no hay mayor sabiduria en ser alguno, que la de aquellos que sucumben a la alegría de amar y ser amados, por lo tanto, pienso, que la mayor estupidez de esta raza es haber perdido su capacidad de amar, vendiendo sus vidas a la inmundicia de lo efímero y de lo superficial...Un gran ruido de voces, se dejó oír por todo el recinto, por lo que el fue necesario, por parte del Gran Juez, solicitar el orden de nuevo, so pena de desalojar la sala si no reinaba de nuevo el silencio. El prisionero dijo: ¡ No me importa el veredicto, pues de antemano me he declarado culpable y conozco la sentencia, pero he de concluir mi alegato, de acuerdo a lo que el ritual de la Ley me obliga. ¿ Debe un hombre o una mujer someterse a la negación del amor, si este, toca a su puerta un día cualquiera, tan solo porque algunos seres no aceptan que el amor es más fuerte que su locura de gloria y poder y han perdido los sueños de las personas porque son incompatibles con sus inversiones, y han decidido que es bueno y que es malo, según se coticen las acciones bursátiles, obligándonos a todos a mantener nuestra estúpida vida en constante dependencia del dinero y de su maldita fuerza de persuasión, que nos hace creer que sin dinero no hay forma alguna de ser alguien importante en esta obsoleta y mohecida sociedad, que aunque muchos- la gran mayoría- no se percatan, ya se me antoja apestosa, injusta y despiadada. En estos difíciles tiempos, se han erradicado los sentimientos de nuestras almas, para convertirnos en zombies. No pido clemencia, no estoy pidiendo nada, porque al fin y al cabo, nada necesito ; sin embargo, seguiré el camino que desde hace mucho tiempo recorrí en mis pasos por la vida...No hay marcha atrás.
Pasaron algunas semanas, y el prisionero aún no recibía la notificación de la Corte, por lo que se dedicó a escribir y escribir cada día y noche, con la única idea en su mente, de pasar entretenido mientras esperaba. Escribió todas sus notas, con una vieja pluma que alguna vez le regaló la vida , y sobre algunas páginas de papel sucio puso todas estas pocas palabras que ahora les transcribo, como resumen de su terrible juicio por delitos a la sociedad, y que por alguna extraña suerte mía, llegó a mis manos un día cualquiera, sin saber ¿ cuándo como o porqué....
Antes de cerrar esta página, he recordado que aún no he apuntado el final de la historia, como Ustedes pueden imaginarse, no lo hice porque el manuscrito que llegó a mi poder estaba inconcluso, por lo cual pienso que el fin del prisionero está claro, sin embargo, para no dejar cabos sueltos, algunas veces, me he puesto a pensar que talvez el escrito pueda estar necesitando la última página que el prisionero no alcanzó a escribir, por lo que no estamos seguros del todo, si esto se debe a otros elementos o factores que desconocemos, por lo tanto, les dejo a ustedes la terrible misión de terminar esta historia, decidiendo- acorde a vuestra noción de justicia - la sentencia y la suerte de prisionero.
_ ¡ Señor. Juez.…Señores del Jurado …! El prisionero, se encuentra aquí, para prestar declaración…Fiel a las Leyes, cumplo con sus órdenes -. El carcelero, se inclina ante el Sr. Juez , ante el Gran Jurado, y se marcha. En la Sala de juicios, el Señor Juez, toma la palabra, y dirigiéndose al Gran Jurado, dice: Estamos reunidos aquí, para celebrar- según la Ley y nuestras costumbres - el Juicio de Dios u Ordalía, para este prisionero que espera nuestra sentencia, por los delitos que se le atribuyen; a de saber, el Gran Jurado, que en su primera y única declaración, el prisionero se ha declarado : Culpable; pero es nuestro deber escucharle, para que ratifique su culpa y así, dictar en firme la sentencia que ha de ejecutarse.. El prisionero, es conducido sin demora hasta el gran estrado, para que inicie su perorata.
I
Me declaro culpable, su Señoría,
por haber engañado mi vida…
Llenando mi ser de ilusiones,
con sueños fantasiosos y aporías,
Que transmigraron mi alma en su valía.
Por creer, que la grandeza vana
de hinojos ante mi se postraría;
haciendo de mi, un ser, entendido
y comprendido en su agonía.
Con el paso del inexorable cronos,
supe, que nada seria tan sencillo;
por esta razón, llené mi paleta de tonos
y decidí salir a pintar del sol
su amarillo...del valle su verdor,
y del viento su ráfaga etérea de Ninfas,
que en su alado y raudo vuelo, esparcen
la belleza del canto en su alegría...
Del día efímero, infalible de albas
y de ocasos, que remonta al cielo su
esplendor, de ocres y naranjas, de
carmines y de sienas, que se abrazan
impertérritos y ubérrimos, al calor
del efluvio incesante del sol, que preña
la cosecha de frutos que han danzado,
en la simiente fresca de la lluvia y su
torrente, de vida y suprema fuerza.
He ultrajado, la ingente virginidad de la
tierra, socavando los surcos de su piel;
de su cuerpo de doncella, he tomado
su fresca y blanca leche, para teñir los
pigmentos que humedecen los pinceles
que se hunden en la inmensidad del
lienzo, guiados por esta mano indolente
de naturaleza, siniestra e inclemente.
por haber engañado mi vida…
Llenando mi ser de ilusiones,
con sueños fantasiosos y aporías,
Que transmigraron mi alma en su valía.
Por creer, que la grandeza vana
de hinojos ante mi se postraría;
haciendo de mi, un ser, entendido
y comprendido en su agonía.
Con el paso del inexorable cronos,
supe, que nada seria tan sencillo;
por esta razón, llené mi paleta de tonos
y decidí salir a pintar del sol
su amarillo...del valle su verdor,
y del viento su ráfaga etérea de Ninfas,
que en su alado y raudo vuelo, esparcen
la belleza del canto en su alegría...
Del día efímero, infalible de albas
y de ocasos, que remonta al cielo su
esplendor, de ocres y naranjas, de
carmines y de sienas, que se abrazan
impertérritos y ubérrimos, al calor
del efluvio incesante del sol, que preña
la cosecha de frutos que han danzado,
en la simiente fresca de la lluvia y su
torrente, de vida y suprema fuerza.
He ultrajado, la ingente virginidad de la
tierra, socavando los surcos de su piel;
de su cuerpo de doncella, he tomado
su fresca y blanca leche, para teñir los
pigmentos que humedecen los pinceles
que se hunden en la inmensidad del
lienzo, guiados por esta mano indolente
de naturaleza, siniestra e inclemente.
Ante este primer cargo, su Señoría, me he de declarar culpable, pues he transgredido las fronteras de la razón, en detrimento de las Leyes, que desde mi origen han sido dictadas. Un intenso cuchilleo se percibió por la Sala, por lo que el secretario, asistente del Señor Juez,,se vio en la obligación de intervenir. Segundos después, en la Sala de la Corte, era imposible, hasta percibir el vuelo sigiloso pero inquietante de alguna traviesa mosca, que sorda a esta voz, quisiese llamar la atención. El prisionero miró al Gran Jurado, y mientras algunas lágrimas corrían por su rostro, dijo :
II
Soy culpable, ahora lo sé…
por privar de libertad a las Musas,
que inocentes, visitaban mis campos,
para deleitarse en sus manantiales,
de diáfanos y cristalinos remansos
He robado de sus voces la música ;
de sus cantos las palabras y del alma
la sabiduria y su cosecha de creación.
Soy, un ser terrible en su sed de poder,
ya que he sido un tirano, cautivado
por la fuerza de los bronces, subyugando
su fiereza a mi placer en la fanfarria ,
proclamando al sol la marcha triunfal,
de trompetas y trombones, que sonoros
contagian a los cornos y a las tubas.
He corrido, in púribus por las colinas,
embelesado, corretiando las maderas,
que en la bucólica voz de las flautas,
clarinetes y oboes, se sumergen en las
aguas cristalinas de las fuentes de vida
que fluyen siempre libres en los valles
y en sus trinos cual si fueran aves que
inundan con su paso multicolor, las mil
y una noche de esta ingente fantasía.
He cometido delito al arrastrarme,
cual sirviente obnubilado, sumiso,
a la majestad de los arcos y las cuerdas,
que sin permiso previo, me han tomado
de la mano, y me han conducido a las
altas cimas del éxtasis y de la pasión;
haciendo que mi cuerpo vibrase feliz,
y que mi mente, saliera del desierto
falaz y execrable de la ignorancia,
para - al fin - recrearse en los oasis
de la sempiterna y apodíctica belleza,
que despereza la conciencia del ser,
elevándola hacia senderos de alto vuelo.
que van más allá de la abyecta e infame
concuspicencia de la aprehension terrena
He cometido falta terrible, al pretender
imitar la magnitud del trueno y la sonora
voz del cañón, cuando me he confabulado
con el grandilocuente timbre del timbal.
Astutamente, he plagiado los golpes de
las gotas de la lluvia, en la plomiza tarde
del feroz invierno, que asusta al ave y a la
ardilla, que presurosa busca refugio, para
escapar del tamborilleo incesante que
emana implacable de toda percusión…
Golpe tras golpe, no ha quedado
piedra alguna sin resquebrajar en su ser.
Golpe tras golpe, nada escapa...nada.
No hay ente vivo que se resista...¡ No hay !
He delinquido, al fusionar el rugido
del rayo y el estertor de la cascada.
En el ulular del viento, algaraza del
preludio al himeneo del mar y la tormenta,
he cometido perjurio ...
por privar de libertad a las Musas,
que inocentes, visitaban mis campos,
para deleitarse en sus manantiales,
de diáfanos y cristalinos remansos
He robado de sus voces la música ;
de sus cantos las palabras y del alma
la sabiduria y su cosecha de creación.
Soy, un ser terrible en su sed de poder,
ya que he sido un tirano, cautivado
por la fuerza de los bronces, subyugando
su fiereza a mi placer en la fanfarria ,
proclamando al sol la marcha triunfal,
de trompetas y trombones, que sonoros
contagian a los cornos y a las tubas.
He corrido, in púribus por las colinas,
embelesado, corretiando las maderas,
que en la bucólica voz de las flautas,
clarinetes y oboes, se sumergen en las
aguas cristalinas de las fuentes de vida
que fluyen siempre libres en los valles
y en sus trinos cual si fueran aves que
inundan con su paso multicolor, las mil
y una noche de esta ingente fantasía.
He cometido delito al arrastrarme,
cual sirviente obnubilado, sumiso,
a la majestad de los arcos y las cuerdas,
que sin permiso previo, me han tomado
de la mano, y me han conducido a las
altas cimas del éxtasis y de la pasión;
haciendo que mi cuerpo vibrase feliz,
y que mi mente, saliera del desierto
falaz y execrable de la ignorancia,
para - al fin - recrearse en los oasis
de la sempiterna y apodíctica belleza,
que despereza la conciencia del ser,
elevándola hacia senderos de alto vuelo.
que van más allá de la abyecta e infame
concuspicencia de la aprehension terrena
He cometido falta terrible, al pretender
imitar la magnitud del trueno y la sonora
voz del cañón, cuando me he confabulado
con el grandilocuente timbre del timbal.
Astutamente, he plagiado los golpes de
las gotas de la lluvia, en la plomiza tarde
del feroz invierno, que asusta al ave y a la
ardilla, que presurosa busca refugio, para
escapar del tamborilleo incesante que
emana implacable de toda percusión…
Golpe tras golpe, no ha quedado
piedra alguna sin resquebrajar en su ser.
Golpe tras golpe, nada escapa...nada.
No hay ente vivo que se resista...¡ No hay !
He delinquido, al fusionar el rugido
del rayo y el estertor de la cascada.
En el ulular del viento, algaraza del
preludio al himeneo del mar y la tormenta,
he cometido perjurio ...
De este segundo cargo, también he de decir, que soy culpable, concluyó, el prisionero, al tiempo, que los torrentes de lágrimas, caían de sus ojos tiernos y fulgentes. Ahora, he de enfrentar el tercer cargo que se me imputa, dijo, el prisionero, tratando en vano de soslayar su desdicha...
III
Declaro, que he pecado al soñar,
con amar a una mujer y ser feliz ;
he sentido el llamado de la carne,
y escrutando en el horizonte antelucano,
de los sueños y las pasiones más humanas,
he mancillado la luz de la alborada,
y estuprado el ocaso al fenecer del día.
Confirmo, que he tenido a una mujer
entre mis brazos; llenándola de besos plenos
me ha brindado consecuente sus caricias
y me ha mentido en grávida luz de luna
y le he mentido al ponerse el sol, pero ambos
hemos sido felices y en la quimera incierta…
queríamos soñar los hijos más radiantes, para
desafiar la tierra y sus entrañas de fertilidad.
Yo no sé, realmente no lo sé…si está de amor
sumida por la gracia del destino indescifrable
o si la he conquistado gracias al elogio magno
del poema en la invencible osadía de su llanto.
He robado, al arco iris su espectro pletórico
de colores , rimbombante, para hacerle la más
bella diadema , que doncella, reina o princesa
alguna vez haya soñado en su corona...
con amar a una mujer y ser feliz ;
he sentido el llamado de la carne,
y escrutando en el horizonte antelucano,
de los sueños y las pasiones más humanas,
he mancillado la luz de la alborada,
y estuprado el ocaso al fenecer del día.
Confirmo, que he tenido a una mujer
entre mis brazos; llenándola de besos plenos
me ha brindado consecuente sus caricias
y me ha mentido en grávida luz de luna
y le he mentido al ponerse el sol, pero ambos
hemos sido felices y en la quimera incierta…
queríamos soñar los hijos más radiantes, para
desafiar la tierra y sus entrañas de fertilidad.
Yo no sé, realmente no lo sé…si está de amor
sumida por la gracia del destino indescifrable
o si la he conquistado gracias al elogio magno
del poema en la invencible osadía de su llanto.
He robado, al arco iris su espectro pletórico
de colores , rimbombante, para hacerle la más
bella diadema , que doncella, reina o princesa
alguna vez haya soñado en su corona...
He amado y he sido amado, lo confieso y os lo digo, si esto es delito, entonces he de declararme culpable, y si he de perder la vida por esta razón, quiero dejar claro, a este Gran Jurado, que si volviese a tener la oportunidad de amar nuevamente, cometería delito nuevo porque no hay mayor sabiduria en ser alguno, que la de aquellos que sucumben a la alegría de amar y ser amados, por lo tanto, pienso, que la mayor estupidez de esta raza es haber perdido su capacidad de amar, vendiendo sus vidas a la inmundicia de lo efímero y de lo superficial...Un gran ruido de voces, se dejó oír por todo el recinto, por lo que el fue necesario, por parte del Gran Juez, solicitar el orden de nuevo, so pena de desalojar la sala si no reinaba de nuevo el silencio. El prisionero dijo: ¡ No me importa el veredicto, pues de antemano me he declarado culpable y conozco la sentencia, pero he de concluir mi alegato, de acuerdo a lo que el ritual de la Ley me obliga. ¿ Debe un hombre o una mujer someterse a la negación del amor, si este, toca a su puerta un día cualquiera, tan solo porque algunos seres no aceptan que el amor es más fuerte que su locura de gloria y poder y han perdido los sueños de las personas porque son incompatibles con sus inversiones, y han decidido que es bueno y que es malo, según se coticen las acciones bursátiles, obligándonos a todos a mantener nuestra estúpida vida en constante dependencia del dinero y de su maldita fuerza de persuasión, que nos hace creer que sin dinero no hay forma alguna de ser alguien importante en esta obsoleta y mohecida sociedad, que aunque muchos- la gran mayoría- no se percatan, ya se me antoja apestosa, injusta y despiadada. En estos difíciles tiempos, se han erradicado los sentimientos de nuestras almas, para convertirnos en zombies. No pido clemencia, no estoy pidiendo nada, porque al fin y al cabo, nada necesito ; sin embargo, seguiré el camino que desde hace mucho tiempo recorrí en mis pasos por la vida...No hay marcha atrás.
Pasaron algunas semanas, y el prisionero aún no recibía la notificación de la Corte, por lo que se dedicó a escribir y escribir cada día y noche, con la única idea en su mente, de pasar entretenido mientras esperaba. Escribió todas sus notas, con una vieja pluma que alguna vez le regaló la vida , y sobre algunas páginas de papel sucio puso todas estas pocas palabras que ahora les transcribo, como resumen de su terrible juicio por delitos a la sociedad, y que por alguna extraña suerte mía, llegó a mis manos un día cualquiera, sin saber ¿ cuándo como o porqué....
Antes de cerrar esta página, he recordado que aún no he apuntado el final de la historia, como Ustedes pueden imaginarse, no lo hice porque el manuscrito que llegó a mi poder estaba inconcluso, por lo cual pienso que el fin del prisionero está claro, sin embargo, para no dejar cabos sueltos, algunas veces, me he puesto a pensar que talvez el escrito pueda estar necesitando la última página que el prisionero no alcanzó a escribir, por lo que no estamos seguros del todo, si esto se debe a otros elementos o factores que desconocemos, por lo tanto, les dejo a ustedes la terrible misión de terminar esta historia, decidiendo- acorde a vuestra noción de justicia - la sentencia y la suerte de prisionero.
FIN
Barva, domingo 16 de mayo de 1999, 6,55pm
OSCAR ARTAVIA SANCHEZ 6.55PM
( escrita entre 1997-y 1999)
Barva, domingo 16 de mayo de 1999, 6,55pm
OSCAR ARTAVIA SANCHEZ 6.55PM
( escrita entre 1997-y 1999)
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