Poema XXIII
Todas las lágrimas que llora la lluviase deslizan hacia lo profundo de la tierra;
penetran exultantes los tiernos surcos,
de igual manera, es el amor que me das.
Todos los rayos del sol en la mañana,
irrumpen el canto y el vuelo de las aves,
se adhieren a las hojas tibias de los campos,
y a la dulces semillas de los frutos,
así, de la misma forma, irrumpes tú
en mi vida, día tras día.
Tu voz, es el canto de las nubes,
es el incesante fluir de los riachuelos,
con humildad, miro la majestuosidad
de las nubes, mientras bebo la dulce
agua de los riachuelos, llenándose
mi existencia del caudal ingente
y maravilloso, que trae a mi toda
tu ternura y tu cariño...
16 y 27 de Diciembre,1997
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