POEMA VII
La incertidumbre de tu ausencia,
quema mis entrañas,silencia mi voz.
¿Qué manifiesta locura,procurará mi
divagante ser,perdido de clemencia?
Abandona el ave su vuelo supremo,
medita absorta en la noche señera,
suspiro remoto de su primera quimera,
sinuoso trafalgar, grávido de anémo .
Se pierde la ilusoria presencia,
que ha mentido terrible el vacío espejo,
concluye el frágil tiempo de inocencia,
se ha transfigurado,senil: casi viejo .
Las preguntas,revoloteando sin final,
como secas espigas de trigo al sol,
no encuentran respuesta de luz matinal,
confusas se funden entre el ayer y el hoy.
Laberinto de añejas penas y pesares,
soliloquio exánime, de lluvia crepuscular,
susúrrame mentiras rotas,mohosas de lares remotos,
preñadas de frío intenso al expirar.
No me preguntes el porqué,¡ No lo sé ¡
tan solo déjame decirte que en tierras vìrgenes y fértiles,
amaba con total ilusión ver germinar,
nuestra cosecha plena de amor.
Realmente, necesito que el silencio
de tu voz se quiebre, como se rompe
la calma del día cuando despierta el
niño, rememorando aves y su eterno trajinar.
Rompe tu silencio sin vida de palabra
despedaza el muro que frena al viento;
déjalo inundar los campos con los ecos,
dile a todos que soy el que tu surcos labra.
y has de recibir la cosecha de tus frutos
lozanos, de igual manera que la tierra
recoge el canto del sol y la danza de la lluvia,
plena de alegría , grávida de felicidad .
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