sábado, 11 de septiembre de 2010

Poesia - Un Dia En El Paraiso



UN DIA EN EL PARAÍSO

Este día es una mezcla de invierno crudo y de fortuito e ineluctable verano;
De luna errante y de mustio sol, que se escabullen hacia la sima del tiempo.
Es un preludio de brisa pura, un desierto colmado de arena frígida,
Indolente y arrogante, etérea y divagante, semidios del alba es así este día.

Un día tan solo un día turbulento en las llanuras de tu piel,
En el zargazo de tu vientre y en las estepas de tus caderas.
Dónde corretean mis manos, astutas, lascivas, serviles incansables de tus pechos
Forjados como hierros en la lava del volcán emanante de ígneas lanzas, petrificantes.

Senderos de horas y segundos de efluvios, panacea del alma, panegírico del caos
Que habita insolente en la memoria del poeta, sangrante luna, cruenta, sempiterna,
A fuerza de hechizos y clandestinos sinos, moradora de espectros sigilosos
Copulantes de erótica savia y de voraz angustia, que se pierden exprofesos .

En la mélisa del beso y en su lengua portadora de pócimas y embrujos,
Se conjugan voluptuosas las serpientes marazul; disfrazada cascabel, escurridiza
Y compasiva, de crótalos agudos y de rojinegro traje bufonesco.
Clamor de voces atrapadas de eternidad, soliloquio adusto de campanas rotas,

Vergüenza senil del holocausto precoz, patán de patanes, de hinojos se arrastrará,
Ya que aún cuelga de su cuello, la oxidada presea de pecado original.
La terrible dama, soslayada en sociedad, gimotea escupe y tose..
Gimotea , escupe y tose...

II

En la isla del anónimo vecino, descansa Borges, y sus tinieblas indigentes
Han enmohecido la ternura del vocablo, esculpiendo ninfas, gnomos, filacterias
Que se esconden en la escarcha tremulante y agonizan en la esfera singular
Que girando titubeante, se avergüenza en el palíndrome del carrusel secular

Mientras ojos anatómicos despedazan su arrogancia, desencadenando un vals
Y una gallarda en su vientre, al compás de la batuta que engendra el director
Del parque de las rosas y hasta los mendigos visten hoy sus mejores harapos,
Orgullosos, altivos al paso, la mano en el pecho mientras pasa el desfile...

Un día en el paraíso junto a Joyce y Molly Bloom,
Junto a Sancho y don Quijote, Maquiavelo y don Juan.
Una tarde sin estrellas ni vestigios de Kafka en horizonte,
Ni Chaplin ni doncellas que se miren sus pechos in crescente.

Un solo de chelo con Casals y Dostovieski, Balzac y Stanley Kubric
Sentados en la esquina rosada, mientras los ciegos pasan frente al cinema
Sin poder siquiera percatarse de Buñuel en Belle do jour
Ni que Homero escribe fábulas sin escribas ni verdugos...

III

Al tiempo que Marte ruge siniestro en Holst mientras Júpiter me roba el alma
y hasta me congela la palabra, para depositarla en las alas de los mensajeros de la luz
y aún así, mi día transcurre como debe tan solo ser : sin novedades a la vista,
será cual un día sin prisa ni desmayo ni avecillas picarescas,que se enredan en sus juegos inundando el firmamento de alboroto y mágica fecundidad en las copas de las nubes que se precipitan al paroxismo de los cielos del porvenir...

Un día en el remanso de las aguas del riachuelo, cubierto de óculos de arcilla
en los senos ardientes de mi amante, lascivia plena y concuspicente
bañado de raudas caricias de musa saltimbanqui
humedecido de labios que asemejan un panal al despertar.

Una canasta con frutas de la tierra agradecida del milagro
Esparcen las cromáticas mariposas del día vivo y radiante,
Mandarinas y limones y guayabas y anonas y hasta nísperos
Que derraman su jugo y su frescura en la piel cansada de los surcos

Llenos de esperanzas y de melones y marchitas carnes de obreros unigénitos
Que pululan las páginas en blanco del rojo teñidas con sangre de los mártires
Que Hernández me contó... que su vida se fue entre sus dedos y se la llevaron
Hasta el recóndito maldito sitio de las bestias de la gloria y del poder irreal.

Un día y no un siglo ¡ Qué más da ¡ si ambos son tan efímeros como silenciosa lluvia,
Como el fuego de tus mentiras casidiarias, como jaula desquiciada, sin barrotes de oropel desgastados de quimeras y de amargas savias fundidas entre piernas abiertas
Sudorosas de placer, camufladas de ternura y de pasiones in extremis

IV

Se escuchan sones de boleros en mi patio de vecinas circunscrito,
Circundado, alborotado , y es que la siempre nueva luz de la mañana
Les alimenta el alma y la pasión en sus desdichas y en sus desdichas
Bailan solas , gimen cantan se enamoran siempre solas...

Abandonadas en la oscura selva de sus insatisfacciones,
Estupradas en sus sueños de doncellas y princesas, repletas y alborotadas
De príncipes y caballeros, de fantasmas y de sombras de perfiles juglarescos.
Dormidos en el recodo de su transgresión indiferente a la ignominia.

En el olvido terrenal se oye un lamento en fa bemol teñido en lenguas de alondra,
Vigía nocturno de epitafios, cadencias y cascadas de algún libro de sábado,
Niña solitaria de la luna, exiliada sin estrellas ni negras biblias en las islas
De los circos de alguna parte de la corte del Rey Carmesí

Que aún le habla al viento que no escucha y mientras despierta el Príncipe Ruperto
Cuenta cada glosa y cada cinco del dinero fácil de las damas de la carretera,
Olvidadas, engañadas, mancilladas a voluntad plena y consciente de su puerilidad
Perdida en las bohemias lunas de las barras de los bares y moteles de las ciudades.

Un día igual a un siglo de quimeras y poetas sin un verso quejumbroso, mohoso
Desterrados en el ocaso de la mente de las gentes relucientes de ignorancia
Viles oroperlas que se mueven en la alcurnia de sus pasos desgastados, perdidos
Entre la arena solitaria del tiempo inexpugnable que se pierde en su arrogancia.

Mil años de millones y cientos de kilos de hojalata y de chatarra
Que alardea en las vitrinas que inundan habitaciones como barcos extraviados
En los mares tropicales y sajones que intoxican cada espacio de las almas
Que desesperadas se torturan y agonizan frente a la verdad de los espejos

Mientras se hacen añicos y espoltan avergonzados de pereza
Al paso de las bandas mariscales, generales maricales siempre rasos
Que atropellan con su sola presencia la belleza de la aurora
Descarnando la poquita fe de los tontos celestiales en su mojigata elevación.

V

¡ Venga a comer caca, Señor Comemierda
La mesa está servida como lo ha estado siempre
Esperamos nos importune con su presencia
Como a sido su costumbre todos estos años.

Podrá usted lucir su nuevo viejo traje este día especial
Despliegue ante nosotros su majestuosidad burocrática
Aún no hemos comprendido como algunas personas
Pueden mantenerse tanto tiempo en la estupidez...

¿ Dónde estás ahora, Monsieur Poirot ?¿ Aún esperas a Godot,Señor Becket?
¿ Quién le teme a Virginia Wolf ?¿Le ha escrito alguien,General?
¿ Que ha sido de tu submarino amarillo, Señor Lennon?
¿ Que ha sido del pintor asesino, Señor Sábato?

La muchachas también esperan al hombre de sus sueños,
Muchas de pie en la estación del tren o en el puerto de sus mentes,
Otras se han mojado con la lluvia abstracta de su autoengaño
Y las demás han sentido la arena ardiente en sus pies descalzos

Mientras los mares y desiertos se evaporan en la densa niebla de sus tribulaciones
Tras cien años de eternidad y otros tantos de estulticia no te rindes todavía
Y aún esperas del limonero en su cercana cosecha las naranjas las sandías
Cosecharás así los frutos de tu larga espera, en ayunas, desfalleciente, boquiabierto.

Siendo de este modo el triunfo de la sed dórica sobre la heresiarca carne
Leerá la última carta. Señorita y la has de enviar sin estampillas
Porque le espera un a larga travesía sin cielos despejados, sin sombrillas
Sin retorno y sin prisa lo aceptarás, y aunque llores ya no hay marcha atrás.

Porque cuando se tienen veinte la vida es larga y suficiente es la paciencia
Que en el camino hacia tu saco ha de saltar ¡ cuán verde es el fruto a madurar ¡
Y verás que tonta eras al creerte sempiterna , culpable es la juventud de tu piel
Y el color de tus pétalos abiertos, inexorable Cronos ha de marchitar y desechar.

VI

Un milésima de segundo aquí es mejor que tres siglos junto a ti
Porque antes de beber el veneno de tus carnosos y engañosos labios
Serían preferibles las alturas de los andamios, las agonías de la cruz,
A tu rabia sinrazón, a tu boca sin voz , a tu cuerpo sin emoción.

Después de todo, si me han de crucificar, que sea presto, ad libitum,
Mejor solo que mal interpretado, porque la exégesis exíge sabiduría
y nunca chambonería, al tanto que los tiranos siempre están beodados
y es la regla lo que se revienta por su parte más delgada, no el hilo

preferible es olvidar que el olvido existe y quizás algún día saltarás hasta mis brazos
pero no para amarme sino para asaltarme y vapulearme de tus lágrimas de hastío
arrastrando tu infierno de soledad, paradigma existencial de tu orquestada agonía
que sumergiéndose en apodíctica contradicción brota de su fuente seca y estéril.

Pobres mártires, esclavos de todos los días y del tiempo
No han entendido que la compasión mató en Zaratustra
Y de igual manera, los agravios y la penurias de la vida
Mestrassiglo siglotrasmes han de permanecer invariables

Yo amo el verbo porque este es señal de energía y de verdad,
Muerto el perro, muerto el verbo y cada glosa se difumina hacia la nada
Si no hay penuria no hay dolor y sin dolor nada tiene valor
Y sin valor y sin color se esfuman el universo y la vida ,dice el cantor.

OSCAR ARTAVIA SÁNCHEZ
Julio 1999-Setiembre 2000


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