Poema XIV
El fuego ...destello implacable de tus ojos,
revive en mi ser,
la fuerza del silencioso volcán.
Porque esta noche ...
umbría, aciaga y lacerante,
sumido en el abismo indolente
de mi quejumbrosa voz,
creía que ya nada ...
que ya nada por siempre,
tendría un espacio en mi ser.
Se hizo la noche...
y entonces, llegas...
llegas con el fuego en tus ojos
y el rayo en tus manos,
a postrarme de hinojos,
iluminando las tinieblas
de los tenebrosos valles,
y me dices , terriblemente,
que la luz del día espera tan solo,
quedar preñada de sol
y de aves en vuelo intenso.
Me despiertas a la vida,
que vivir ya no quería,
pues tanta tristeza la embargaba,
que solitaria, grávida de pesar
deambulaba taciturna,
por los valles del destino,
sin prisa, sin razón...
Golpeas mi rostro en la mejilla,
y me tumbas en la húmeda hierba,
para que pueda entender, este pobre tonto,
que me has amado, mientras dubitaba mi corazón..
Oscar Artavia S,11 Nov, 97
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